La estrepitosa caída del PRI en la pasadas elecciones es un tema por demás digno de estudio, pues durante el tiempo postrer a la debacle, los análisis de expertos politólogos, periodistas y políticos se vertió de manera cotidiana, la mayoría optó por irse a lo clásico: la no atención a las bases, el prestar oídos sordos a los reclamos ciudadanos, los malos gobiernos, los caos de corrupción de gobernadores, etc. Pero lo que pocos han tomado en cuenta es la posible estrategia del sistema para generar opciones de cambio de nombre, pero con el mismo poder y no va solo con lo dicho de cambiar las siglas y colores del partido que fue hegemónico durante ocho décadas, sino en un proyecto de nación que coadyuve con las necesidades de control de un pueblo cansado de tanto mal gobierno, armado y que cada día se acercaba más a una guerrilla, cosa que para nada le conviene a las familias dueñas de la nación.
Es bien interesante que se haya respetado el triunfo de Morena, claro está, muy bueno también que se esté presentando un proceso de cambio de poder en total calma. Se hizo muy publicitada la visita del gobernador Alfredo del Mazo a una cámara legislativa adversa en ideología y el respeto institucional con el que fue tratado y más publicitada su visita al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, todo es interpretado como madurez política, pero, siempre hay un pero, que hay detrás de esta sonora calma? No podría pensarse que dentro de toda la puesta en escena hay intereses muy oscuros que no deben salir a luz pública? No necesariamente el que se descubran actos de corrupción, pues estoy cierto que no habrá cacería de brujas, sino los manejos tras bambalinas del poder y todo lo que conlleva a ello, desde la participación de los grandes emporios conformados por los empresarios, medios masivos de comunicación, religiosos y grupos de poder extranjeros hasta el encubrimiento de las raras relaciones con la mafia organizada, llámese narcotráfico, tratantes de blancas, grupos de secuestradores, robo de vehículos, etc, etc. Pues si este gobierno del cambio, de la cuarta transformación de verdad escudriñara y abriera la caja de pandora, los mexicanos estaríamos horrorizados al saber que prácticamente todo está bajo control gubernamental y que es uno de los motores de control para sometimiento de la voluntad de la masa.
Es muy difícil la aportación de pruebas, claro está, pues quien investiga un poco a fondo simplemente desaparece, pero en el argot político a todo nivel se sabe, como un secreto a voces, que realmente sí existe un maridaje entre lo malo que existe en el país y las autoridades.
Retomando el tema de inicio, para el PRI ya era indispensable cambiarle el color a la fachada para que todo siga estando en “completo orden”, por ello ahora vendrán los senadores y diputados a decir que no se puede erradicar la violencia de la noche a la mañana y que el combate a la corrupción tardará en dar resultados, nadie tocará temas coyunturales, porque aquí en México, lamentablemente, nadie se manda solo, el sueño del cambio quedará en eso: en un sueño.
El PRI buscará traer nombres, no hombres, a prestarse a un show de reestructuración, pero nada nuevo.
Por cierto los nombres de los posibles nuevos dirigentes del CDE del tricolor mexiquense seguirán desfilando, pero yo creo que fieles a su costumbre, ya existe el iluminado, mientras tanto muchos hacen su luchita como Carlos Estrella de Tultitlán, quien si por merecimiento fuera, tendría una gran oportunidad, pero o es así, con basta experiencia en labores de partido y electorales es una pieza importante, pero hay rumores que Luis Vega, podría llegar a la titularidad, quedo en pendiente.
DATO
Carlos Estrella ha participado en una treintena de procesos y tenido cargos en los tres niveles de gobierno y Luis Vega es actualmente secretario de finanzas del CEN priista
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